Hoy he paseado sin mascarilla por primera vez en quince meses.
Desde el 14 de marzo de 2020 había llevado siempre cubiertas la boca y la nariz. Incluso antes de que fuera obligatorio el uso de la mascarilla, mi instinto me forzaba a llevarla. Al principio recurrí a coberturas caseras; en cuanto pude, comencé a usar las homologadas.
Hoy se ha autorizado el poder deambular sin mascarilla por exteriores no abarrotados. Esta mañana salí de compras algo antes de lo habitual. En cuanto alcancé un lugar espacioso y apenas transitado, me quité la protección y caminé sin ella durante unos diez minutos.
Espero
que este acto me refuerce anímicamente.